Los taxistas denuncian la proliferación de los vehículos piratas en las zonas de playa

Muchos de los servicios ilegales se producen con la colaboración de conserjes de hoteles o vigilantes de clubes de alterne y discotecas

Fuente: lasprovincias.es

Los taxistas piratas han existido prácticamente desde los inicios, pero en los últimos veranos se han multiplicado. Los profesionales del transporte en turismos están indignados al comprobar que los servicios ilegales han proliferado en las zonas más turísticas de la Comunitat Valenciana, especialmente las que están cerca de la playa. El taxi sin licencia ni distintivos opera en los núcleos urbanos más activos en los meses estivales, piratean en lugares como Peñíscola, Benicàssim, Cullera, Gandia, Benidorm o Torrevieja. Aunque el principal foco de ilegales se encuentra en el aeropuerto del Altet, donde hace años que se burlan de los profesionales del taxi.
Hace unas semanas, los taxistas comenzaron a sospechar de algunos vehículos que llegaban a los clubes de alterne de las afueras de Valencia, donde cogían o dejaban a clientes o profesionales del sexo. Comenzaron sus pesquisas. Hasta que dieron con la trampa, con varios vehículos particulares que transportaban a clientes.
No es fácil echarles el lazo. Salvo que alguien presente pruebas concluyentes, el caso siempre acaba convirtiéndose en algo así como la palabra de uno contra la de otro. Entonces dieron un paso más. Un vehículo emboscado, una cámara de vídeo y a grabar. Los taxistas que atraparon la prueba se sintieron muy satisfechos: tenían la grabación de un vehículo que llegaba al ‘hotel’ Max, dejaba a una mujer y ésta, a través de la ventanilla, le entregaba un billete de 20 euros. Pero ni aún así es definitivo.
Antonio Haro preside la Unión de Asociaciones del Taxi de la Comunitat Valenciana y conoce de sobra éste y otros muchos casos. Haro asegura que no sólo es en el Max, donde en mayo llegaron a recopilar las matrículas de ocho vehículos que operan en el área de Catarroja, sino en otras salas o clubes nocturnos de Valencia y su área metropolitana. El problema radica en la dificultad de sancionar al infractor. «Es competencia de la Agencia Valenciana de Movilidad, pero nos dicen que falta personal para controlar este fenómeno. Nosotros presentamos casi todas las semanas alguna denuncia, pero vete tú a saber dónde acaban».
Mar Martínez, directora de la Agencia Valenciana de Movilidad, sí saben dónde acaban. «Entiendo sus quejas, pero las denuncias no se pierden en un cajón. Desde hace dos o tres años somos muy sensibles al intrusismo y cualquier expediente sancionador lo tramitamos aceleradamente. De hecho, tenemos una asesora jurídica exclusivamente para estos asuntos».
Una peluquería de chinos
En Valencia están en auge los taxistas piratas. Las asociaciones no paran de descubrirlos. Algunos, incluso, se anuncian sin pudor. «Hay una peluquería de chinos en Blasco Ibáñez que ofrece transporte a sus clientes», denuncia Haro. O la sorpresa que se llevan algunos jóvenes que salen por la noche de los locales de ocio que hay en l’Umbracle, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y cuando llegan a la parada, si no hay taxis, descubren cómo varios particulares de origen magrebí les ofrecen llevarles a su destino a precios nada económicos. Los ilegales se esconden en cuanto aparece un nuevo taxi en la parada.
Pero el problema se acentúa en la playa. «En las zonas más turísticas sufrimos una inundación de taxistas piratas. En estos lugares de la costa el 10 o el 15 por ciento es competencia desleal». Allí, fuera de las capitales, hay otros damnificados, los VTC, los taxis de lujo, las empresas de vehículos de alquiler con conductor, representados por Unauto, que sufren la competencia ilegal de colegas de otras ciudades. «Este tipo de vehículos tienen la obligación de iniciar un desplazamiento donde estén radicados. El problema, en verano, es que Madrid se queda medio vacía y muchos de los VTC de allí se vienen a la playa. Y aquí trabajan vehículos de Ávila, Guadalajara o Segovia. En Valencia hay 12 empresas que controlan 100 vehículos, cuando, en realidad, en verano, operan 150 o 200».
La mayoría trabaja a discreción. Y eso acaba de crispar a los que se mueven dentro de los márgenes de la legalidad. «A nosotros la ETM nos controla muy fácilmente. Van a una parada y nos revisan el taxi de arriba abajo. Y, ojo, no estamos en contra de los controles, pero que pongan el mismo empeño con los ilegales. Entre 2000 y 2007 ya había ese problema, pero era una época de bonanza y no nos iba mal, pero desde 2008 la recaudación ha caído un 35% y la competencia desleal nos hace mucho daño».
La situación es especialmente tensa en núcleos como Benidorm y Torrevieja. Pero la palma se la lleva El Altet, donde, afirma Haro, se encuentra «el avispero» del taxista ilegal. Son focos de crispación. «Si la Agencia Valenciana no pone solución, esto va a ir a mayores. El año pasado, en Torrevieja, acorralaron a una mujer y, para no ser apresada, aceleró y casi se lleva a un compañero por delante». Pero no es fácil atajar esta práctica ilegal. Aunque lo hagan ‘untando’ a los conserjes de los hoteles (como se descubrió en 2009 en un lujoso hotel de Las Arenas) o a los vigilantes de las discotecas o clubes de alterne.

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