27/11/2015.- La clave del éxito de los smartphones es poder disponer de múltiples servicios a un solo golpe de dedo. Hablar con todos los puntos del globo, pedir comida a domicilio, ver la televisión, gestionar la cuenta bancaria… A este larguísimo listado de posibilidades se ha sumado la contratación de transporte en tiempo real y en cualquier momento.
Hablamos de servicios como Uber, BlaBlaCar, Hailo, MyTaxi o Cabify . Cada uno con sus particularidades, todos convenientes para el consumidor y algunos enfrentados abiertamente con las patronales de transporte , con la Federación Profesional del taxi a la cabeza.
Una guerra que ha obligado a Uber a adaptar su servicio a la exigente normativa española a fin de poder operar en nuestro país y en la que Cabiby o BlaBlaCar acaban de conseguir una importante victoria… por ahora.
El Juzgado de Instrucción número 12 de Madrid ha desestimado la medida cautelar de suspensión solicitada por la Federación del Taxi de Madrid. Y no porque la magistrada titular defienda las bondades de la economía colaborativa y del modelo C2C ( Customer to customer ), sino porque considera que al llevar años realizando su actividad comercial en España, se trata de «una situación de hecho prolongada en el tiempo» .
Se trata de una pequeña victoria provisional , ya que los taxistas aún pueden recurrir ante la Audiencia Provincial de Madrid.
En cualquier caso, ¿qué ofrecen las principales aplicaciones para solicitar transporte disponibles en España? ¿Por qué se están ganando tantos enemigos?
La dura competencia de las aplicaciones para contratar transporte En un sector como el del transporte, tan controlado por unos pocos, cualquier atisbo de competencia que rompa con el oligopolio establecido es visto como una amenaza desleal que debe ser erradicada.
En este escenario beligerante (que demuestra una «falta de madurez» según las compañías acusadas) hay aplicaciones como MyTaxi o Hailo que han sabido integrarse en terreno neutral, sirviendo como puente entre los taxistas y los consumidores, pudiendo solicitar un taxi en el momento o reservarlo con antelación; todo ello desde la app, lo que supone un extra de comodidad y ahorro (nada de llamar para solicitarlo).
Más sobre Ministerio de Fomento Como con la mayor parte de estos servicios, poder disfrutar de ellos o no depende de la ciudad en la que nos encontremos, y en ese sentido, como es lógico, Madrid y Barcelona siempre van a la cabeza.
En el otro lado del ring nos encontramos con distintas propuestas. Por un lado, está Uber , que ha tenido que claudicar y seguir el modelo que Cabify lleva aplicando desde su llegada a España en 2011: ofrecer un servicio de mediación en el transporte discrecional de pasajeros en calidad de agencia de viajes y exigir a los conductores que se adscriban a su servicio la posesión de las autorizaciones administrativas pertinentes ( Licencias VTC ).
Algo que también requieren en Cabify (aunque su servicio está más orientado a ejecutivos) pero que parece insuficiente para las patronales de transporte, que quieren su total cierre.
No nos queda claro: ¿no conviene hacer carpooling para evitar los atascos y reducir la contaminación? ¿Entonces por qué no se protegen plataformas de consumo colaborativo como BlaBlaCar»
En esa dicotomía se encuentra BlaBlaCar , que lleva temiendo por su continuidad en nuestro país desde el verano de 2014, cuando el Ministerio de Fomento puso en duda su legalidad .
En este caso, es la Confederación Española de Transporte en Autobús (Confebus) el que ha puesto el grito en el cielo al ver amenazado su control del mercado.
BlaBlaCar insiste en que su actividad se limita a «conectar personas particulares» para compartir los gastos de un viaje en coche; todo ello «sin ánimo de lucro» .
Por ahora, estas plataformas resisten, y se amparan en la defensa de un escenario más competitivo en el que es el usuario en el que gana, además de ser una alternativa sostenible que permite reducir las emisiones de gases contaminantes , algo que, en teoría, defiende la administración pública… cuando quiere.
España, en este sentido, va un paso por detrás de otros países, y se empeña en aferrarse a modelos obsoletos en las que la innovación brilla por su ausencia, mermando su capacidad competitiva (¿alguien dijo Tesla?).
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2 comentarios
No me queda claro. Si por ejemplo hay 100 licencias VTC disponibles en Valencia, Cabify opta a ser propietario de un max de 100? O contrata autónomos que la tengan?
Si es el primer caso, luego esos conductores la usan o cabify tiene que traspasarselas?
Gracias!
Ann
Decirle a los de blablacar y a la magistrada que cualquier transacción de bienes o servicios entre particulares está sometido a una legislación y regulación por parte del estado , la cuál entre otras cosas obliga a tener licencia de apertura , en este caso licencia de transporte , dar de alta en la seguridad social a los trabajadores , emisión de facturas legales con el consiguiente pago de IVA y de IRPF y un largo etc de obligaciones legales . Lo que no entiendo es como desde nuestros sindicatos de taxistas a los cuales pagamos nuestras cuotas no se puso suficiente presión para que NO se otorgasen las licencias VTC .