La pesadilla de un taxista

La asociación Gremial impartirá cursos de defensa personal para evitar atracos a los conductores a punta de navaja

«Lo cuento y se me pone la piel de gallina». El presidente de la asociación Gremial del Taxi, Ismael Arráez, describía ayer de esa manera los tres atracos que ha sufrido en su vida profesional a punta de navaja, una de las peores situaciones para un conductor.

Tras un goteo de casos que se ha incrementado los últimos años en España, el último suceso acaecido en Castellón (atraco con un cristal puesto en el cuello), ha sido lo que ha decidido a organizar cursos de autodefensa para conductores.
Arráez propondrá esto en una próxima reunión de la asociación de taxistas, con cerca de 1.200 miembros en Valencia y su área metropolitana. La entidad cuenta con la colaboración del Club de Karate y Jiu-Jitsu Catarroja, donde se impartirán clases para defenderse de este tipo de atracos en los vehículos.

«Hay otras maneras como cuando desinflan una rueda. Al darte cuenta bajas del coche y entonces es cuando aprovechan para el atraco y llevarse todo lo que puedan», consideró el presidente de la Gremial. Pero lo más usual es notar un objeto punzante en el cuello (jeringuilla, cuchillo o cristal).
«El último que sufrí yo fue en la zona de Campanar, cuando llevaba a un cliente. Al ir a cobrar me puso el cuchillo en el cuello», recordó Arráez. La Generalitat no subvenciona la compra de mamparas, el único elemento que protege a los conductores, y tiene un coste aproximado de 3.000 euros.
De todas maneras, consideró el dirigente del sector, a la mayoría de los profesionales no les gusta colocarlas, tanto por el agobio que padecen los clientes como ellos mismos. Sobre el curso de autodefensa, destacó que las prácticas se harán dentro de un coche, en situaciones lo más parecidas a la vida real.
«El propósito no es reducir al atracador, sino poder escapar, zafarte del cuchillo y abrir la puerta», indicó. Como mucho, apuntó, retorcer la mano del atracador antes de salir del vehículo. En los últimos años se han ideado sistemas de vigilancia preventivas, como la colocación de minicámaras dentro de los taxis, así como botones del pánico conectados directamente con las centrales del taxi. Los cursos de autodefensa se añaden a todo este repertorio de medias en favor de la seguridad de los conductores.
De momento, Valencia se ha salvado de lo que ocurre en otras grandes ciudades con atracos a diario. «La situación es muy complicada en España», recordó Arráez, tras leer estadísticas con hasta cuatro o cinco casos de media diaria. Con algo menos de 3.000 taxis en servicio en Valencia y l’Horta, es el tercer colectivo más numeroso del país en número, sin contar las empresas de alquiler con conductor, que se añaden a la oferta en la ciudad en pleno conflicto por los horarios.

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